Dicen que si piensas mucho en una persona antes de dormir, hay una alta probabilidad de que esa persona esté en tus sueños. Solemos soñar cosas sin sentido, pero a mí esa regla de tres me funciona a la perfección. Puedo pensarte tantas veces seguidas, tantas veces aparece en mi cabeza ese recuerdo, que no hay manera de no soñar contigo. En cierto modo es algo bueno, porque ningún otro sueño podría compararse a tí. El problema surge cuando el sueño es tan real, es una imagen tan nítida de ese momento, que comienzo a sacarle defectos de cosas que podría haber hecho y no hice, o simplemente cuando despierto y ya no estás.
Como me gustaría tenerte en mis sueños y despertar y que sigas allí. Esperando.
Pero comprendo que esperar es una mierda. Y seamos realistas, nuestro tiempo junto tiene los días contados. Así que seguiré alimentándome a base de recuerdos de ese día, en el que conseguiste hacerme olvidar todo el pasado.